Mientras se analizan los aciertos y los fallos en las decisiones tomadas en la administración anterior, algunas obras que ejecuta la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU) se encuentran suspendidas.

César Hernández, gerente general de la EDU, explicó que en cada proyecto están estudiando a fondo lo hecho en los últimos cuatro años con el fin de no tomar decisiones apresuradas “o que no sean consecuentes a lo que quiere el alcalde, que es generar desarrollo urbano, pero también, desarrollo humano. Y eso lo hacemos escuchando a las comunidades de todos los sectores”.

Por eso, informó Hernández, han tomado la decisión cautelar, de no adelantar ningún proceso de continuidad en algunos proyectos que se venían desarrollando.

“Por ejemplo, queda suspendida la llegada de más constructores a Pajarito, a las unidades de actuación en Naranjal, y a otros proyectos”, dijo el funcionario, que añadió que la decisión permanecerá hasta que puedan evaluar los fallos y los aciertos que se dieron. “Al hacerlo, podemos replantear esos fallos para volverlos parte de la solución de esos proyectos”, precisó Hernández.

Y aunque en los 170 proyectos que han analizado en los estudios han encontrado varios aspectos rescatables, para la actual administración, se ha perdido un aspecto social que era vital para la EDU.

“De 2004 a 2011, la empresa abordó como parte de su ADN empresarial una metodología social. Desde 2012 a 2015 hubo un cambio en su forma de hacer las cosas, que no fue consecuente con lo que venía trabajando en los últimos 8 años a nivel territorial”, precisó el nuevo gerente.

Durante dos semanas se han sostenido reuniones entre la EDU y grupos de líderes que, según Hernández, confiesan que el cambio de estrategia social no fue acertado por parte de la EDU y la Alcaldía.

“Como dijo el alcalde Federico, no vamos a negar ni a esconder los problemas. Pajarito (Robledo) tiene problemas: de seguridad, de equipamientos, de acceso a servicios educativos y de salud”, confesó Hernández.

Es por lo anterior que con esta fase de estudio, buscan redireccionar la estrategia y enfocarla más a las necesidades de la comunidad.

Sin embargo, esta nueva dirección fue enfática en que el trabajo realizado por la EDU fue importante porque esas grandes obras que hicieron en los últimos 12 años, le dieron a la ciudad una visibilidad a nivel mundial y el reconocimiento del que hoy goza.

“Tal vez pensaron que eso era lo que necesitaba Medellín en ese entonces. Pero ya pasó, el reconocimiento está. Ahora tenemos que pensar en qué quiere la gente y no tanto en qué quiere la ciudad”, explicó Hernández.

Y según las primeras reuniones con los líderes de las comunidades, la principal queja es el trato que se les ha dado.

“Es una molestia reiterada, el trato y la participación. Dicen que no los involucran, no les generan escenarios para que sean escuchados y solo les han impuesto decisiones”, contó el funcionario.

Uno de ellos es José Varón, un mecánico del sector Naranjal que a mediados del año pasado relató a EL TIEMPO que por irse del sector, le prometieron una indemnización que nunca llegó.

“Yo vivía y trabajaba en un taller que tumbaron para construir esta primera torre. Un funcionario de la EDU me prometió una indemnización para salir del taller, pero no me dieron nada. Quedé sin casa y sin trabajo”, contó el mecánico en su momento.

Pero en otros escenarios en los que han investigado, sí ha habido concertación con los trabajadores de la zona.
“Por eso haremos una convergencia con los diferentes puntos de vista para determinar, en el Plan de Desarrollo, la mejor ruta para sacar adelante ese desarrollo urbano y humano”, finalizó Hernández.

DAVID ALEJANDRO MERCADO
Redactor de EL TIEMPO
davmer@eltiempo.com
@AlejoMercado10

Noticia tomada el Eltiempo.com. Leer original.