Cierre obligado en Naranjal

Desde hace un par de meses el rumor corría de boca en boca. Todos presentían que rápidamente se iba a hacer efectivo el control sobre establecimientos comerciales y abiertos al público que no tienen licencia. Muchos en Naranjal, el barrio aledaño a Tejicondor, carecen de ella y no se ocuparon de sacarla, especialmente porque durante varios años le pagaron a un funcionario de la secretaria de gobierno para que no se las exigiera.

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Para muchos de los dueños de negocios, ese propósito de reordenamiento urbano no tiene problemas. ¨Yo no tengo dificultades con que la ciudad progrese, pero eso sí que me den tiempo para conseguir un local donde pasarme.¨

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Para otros mecánicos o comerciantes, ni siquiera existe una razón lógica para que los saquen de la zona. ¨Yo llevo veinte años en Naranjal, ahora ¿por qué me quieren sacar?¨. Alega un mecánico de ropas negras y manos curtidas que se queja porque si hacen efectiva la orden que ya llegó a su negocio, no sabrá cómo alimentar a su esposa y tres hijos.¨De este barrio viven unas diez mil personas, ¿qué hemos hecho de malo?.

El Mundo, 10 de Septiembre de 1993