Sopita de historias en botella

Alicia habla de sus maravillas. Es decir, de los viejos recuerdos lindos cuando solo dos casas se levantaban en la margen de lo que los mapas de 1946 figura como la Carretera al Naranjal. Esa iba entonces entre la calle Colombia y la hoy denominada Avenida Bolivariana

Marta Elena Restrepo, habladora y locuaz, se sienta en la sala y señala con sus uñas sin pintar la vieja casa grande que se levantaba en lo que es hoy el almacén de Tejicondor, a un lado de la carrera 65

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[…] La quiebra de esa empresa condujo a que Juan, el guerrero de cabello cano, se instalara en Naranjal, en donde seguramente verá pasar por el frente de su almacén de accesorios para automóvil, los últimos días de su vida
Fue uno de los que de Barrio Triste se dejó tentar por Naranjal, hoy es un hombre viejo pero contento
Antes de llegar al sitio donde labora hoy, tuvo su local de latonería y pintura en el cruce de la calle 45 con la carrera 65
“No me gusta la plata, pero me gusta vivir bueno. Me gusta trabajar y como soy un guerrero para el trabajo es que me han llamado Espartaco”

Por las calles, de un lado a otro, pasan hombres de ropas grasientas o se escuchan en las esquinas tangos o viejas versiones de la Sonora Matancera en radios de cafés

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Como un guerrero enflaquecido, don Juan, en el ambiente claroscuro del almacén Espartaco, rodeado de alambres, pernos y tuercas habla de su pasión desde pequeño por la mecánica. ” Cuando estaba muy pelao hice un carro tanque con el que gané un premio y en el mismo salíamos de paseo con las muchachas”

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Para don Juan no es que Naranjal haya cambiado mucho, ve casi los mismos talleres y las mismas casas
“Un amigo fue el que empezó a llenar con cargas de volqueta los huecos que habían en las calles. Así fue como estas vias terminaron por ser pavimentadas por el municipio

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De jovencitas, comenta Marta, sobre la llegada de los gitanos provenientes de Hungría, que con sus rostros claros y con olor maluco acampaban junto a sus casas
Entonce, la olla de cobre remachada en la que hasta hoy se cuece la natilla en los diciembres, pasó de las manos claras de los gitanos a las de la familia de Alicia

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Las calles son oscuras en Naranjal y del cielo se cuelga una tarde limpida que se bambolea por el viento