Un día caminando el barrio nos encontramos con la tristeza y la preocupación de doña Carmenza sobre la desaparición del barrio y lo que la iba afectar.
Ella hace parte de ese sector de comerciantes flotantes que vive de la buena economía que existe en el Naranjal.
Después de la entrevista ha pasado más de un año y no hemos vuelto a ver a doña Carmenza. Preguntamos por ella, pero nadie la ha vuelto a ver. Tal vez se enfermó más. Tal vez cambió de lugar de trabajo.
Nosotros, para poder narrar la historia con el poder que se merecía, decidimos hacer una dramatización o puesta en escena y así conseguir imágenes y entender cómo hacía ella para poder vender en menos de 3 horas y sacar plata para pasajes, llenar su pipeta de oxígeno y subsistir.
Por eso alquilamos el tanque (llenando un montón de requisitos que pedían, pues, se aseguran que uno no haga nada malo con ellas), compramos la cánula, conseguimos un morral y un tarro muy parecidos, compramos cuartos de confites, y pusimos a nuestra productora a que caminara por el barrio una horita, como lo hacía Carmenza.
En una hora en ventas de confites se vendió 11 mil pesos. Los confites valieron 4500 pesos. Eso significa que a doña Carmenza le iba muy bien, porque además se gana muchos miodioslespague y muchos abrazos y besos y palabras de aliento. Nosotros, que tuvimos que comprar la cánula y alquilar el oxigeno (con préstamo de dos días) que valieron 18 mil pesos, en total nos quedó el saldo rojo.
Confíamos en que ella esté bien, y algún día pueda ver este video.
*Edición y montaje: Juan David Escobar.
Cámara: Jon Montoya y go pro.
Entrevista: Juan David Escobar.
Música: Juan Camilo Gómez.
[…] de grabar a historia de Doña Carmenza, un personaje se mete al plano, y escucha, y se conmueve, y entonces, tomamos de la decisión de […]