En todos los idiomas, en todos los puntos cardinales, y gente de todos los colores, está siendo desalojada en este mismo instante en algún lugar del planeta tierra.

Y Amnistía Internacional y Witness ya han hecho un estudio y descubrieron la guía utilizada por los políticos y constructores para desalojar comunidades pobres. Tome nota:

En el mundo existen cerca de 200.000 comunidades que pueden definirse como asentamientos precarios. Con distintos nombres –favelas, villas miseria, barrios populares…–, son el hogar de más de 1.000 millones de personas; una cifra que podría llegar a multiplicarse por dos en 2030, según algunas previsiones.

Como cualquier vecindario urbano, los asentamientos precarios son lugares donde la gente vive, trabaja, come, duerme y cría a sus hijos e hijas. Pero sus habitantes viven atrapados en la pobreza y soportan constantes violaciones de derechos humanos. Se les niegan servicios básicos como el agua potable, saneamiento, salud y educación. Se les trata como a criminales y se enfrentan a la violencia constante por parte de la policía y las bandas de delincuentes. Se les deniega el acceso a la justicia y sus voces son ignoradas.

El plan parcial del barrio El Naranjal y Arrabal tiene muchos condimentos de la guía.  Las condiciones sociales en el barrio no son precarias en general, pero sí en lo particular. La lucha es el EDU, y las constructoras vs mecánicos laboriosos y habitantes pobres.

“Numerosas barriadas son demolidas para el desarrollo urbano, el embellecimiento de las ciudades, o la preparación de eventos internacionales”. Dice Amnistia en su blog. Y ese es el caso de El Naranjal.

Witness es un faro en el horizonte, y ya tenemos contacto con ellos, y esperamos colaboración y acompañamiento en nuestro proceso. Nos alegra saber que a través del video se puede luchar por los derechos humanos, que muchas personas en el mundo cuentan con el arma de las comunicaciones para defender algo muy claro:

La vivienda es un derecho humano.